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viernes, 5 de agosto de 2011

The (Mercè Rodoreda) Experience

The (Classic) Experience es una sección de Lector Empedernido -como si yo fuera el único intelectual que reseña clásicos- en la cual haré pequeñas reseñas de las novelas clásicas que vaya leyendo (desgraciadamente, son pocas). Esta sección es aperiódica, es decir, tendréis una entrega siempre que a mi me salga del monóculo.


La plaça del Diamant, Mercè Rodoreda

Natàlia es una chica joven como otra cualquiera, es feliz, tiene un prometido muy dulce que se llama Pere y un trabajo en una pastelería tan dulce como su prometido. Una vida normal y tranquila.
Hasta que un día su mejor amiga, Julieta, le dice de ir a la fiesta mayor de Gràcia, en la plaça del Diamant, que sortearán cafeteras, a bailar un rato y para que conozca a su novio; pero Natàlia no tiene ganas de salir, no le apetece bailar... aunque finalmente accede a ir, porque ella es así, porque sufre si tiene que decirle que no a alguien a quien quiere. Y allí conoce a Quimet, un chico atractivo que le hace ojitos, que la embelesa con la mirada de sus ojos de mico, que no deja de seducirla por mucho que ella diga que tiene prometido... y a ella le hace gracia, le gusta. Y bailan y bailan. Bailan toda la noche. Baila cuando la plaza se vacía y bailan cuando la orquesta deja de tocar. "Vuela, vuela, vuela Colometa", le dice. Y las luces se apagan. Y ella deja de ser Natàlia.

Cuando alguna vez había oido: esta persona es de corcho, no sabía qué querían decir. Para mí, el corcho era un tapón. Si no entraba en la botella, después de haberla destapado, lo estrechaba con un cuchillo como si hiciera punta a un lápiz. Y el corcho crujía. Y costaba de cortar porque no era ni duro ni blando. Y al final entendí qué querían decir cuando decían que esta persona es de corcho... porque, de corcho, lo era yo. No porque fuera de corcho si no porque me tuve que hacer de corcho. Y el corazón de nieve. Me tuve que hacer de corcho para seguir adelante, porque si en lugar de ser de corcho con el corazón de nieve, hubiera sido, como antes, de carne que cuando te pellizcas te hace daño, no habría podido pasar por un puente tan alto y tan estrecho y tan largo.

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Quan alguna vegada havia sentit: aquesta persona és de suro, no sabia què volien dir. Per mi, el suro era un tap. Si no entrava en l'ampolla, després d'haver-la destapada, l'aprimava amb un ganivet com si fes punta a un llapis. I el suro grinyolava. I costava de tallar perquè no era ni dur ni tou. I a l'últim vaig entendre què volien dir quan deien aquesta persona es de suro... perquè, de suro, ho era jo. No perquè fos de suro sinó perquè em vaig haver de fer de suro per poder tirar endavant, perquè si en comptes de ser de suro amb el cor de neu, hagués estat, com abans, de carn que quan et pessigues et fa mal, no hauria pogut passar per un pont tan alt i tan estret i tan llarg.

Todo empezó cuando, a final de curso, vimos la mini-serie que hizo RTVE de La plaça del Diamant -ojo si hacéis click, que los capítulos tienen abajo un resumen bien cargadito de spoilers de lo que pasa en el libro- (me niego rotundamente a llamarlo La plaza del Diamante). En casa ya tenía esperándome desde hace un año otra novela de Mercè Rodoreda, Mirall trencat (me niego rotundamente a llamarlo Espejo roto), que seguramente devore este verano, y tras ver la serie no dudé ni un instante en comprarme La plaça. Qué sorpresa cuando descubrí que mi hermano lo tenía de cuando cursaba bachillerato en sus años mozos. Así que se lo robé y me di un descanso de Jane Austen durante los exámenes. Qué gran decisión.

La narración de Mercè Rodoreda es una de las mejores que he leído en mi vida de lector: simple, hermosa, poética y ligera. Lo tiene absolutamente todo, creando un estilo único aderezado con un encanto que hace que no quieras parar de leer y leer. Eso sí, cuesta pillarle el truco porque apenas utiliza los elementos típicos de la puntuación, sobre todo los guiones, de forma que al principio puede resultar algo confuso, pero a lo que no tardamos en acostumbrarnos y a ser una gran ventaja, ya que nos propiciará una lectura más rápida acorde con el paso del tiempo que transcurre en la novela (toda la vida de Natàlia).

Las descripciones son impresionantes, describen lo justo y las encontramos en la justa medida, sin que se nos agobie con ellas. El ritmo es más que adecuado, volamos a través de las páginas y del tiempo, desde el régimen de Primo de Rivera hasta la dictadura franquista, pasando por la Segunda República y la guerra Civil.
Por no hablar de los símbolos que oculta Mercè a lo largo de la novela: las balanzas de la escalera, simbolizando la constancia y la seguridad; el embudo, que significa la vida, que se escurre y se estrecha hasta el final; y las palomas... (colom en catalán significa paloma, de ahí viene el mote de Natàlia, Colometa -Palomita-)

¿Y qué podría decir de Natàlia, o de Colometa? No demasiado, no quiero spoilearos como hacen los libros de literatura catalana... aunque aún así la lectura no perdería su fuerza y su pasión. Natàlia, aunque no lo parezca, es un personaje fuerte, que aguanta, y aguanta muchísimo, aunque pueda parecer una pánfila y una pusilánime. La acompañaremos a lo largo de su vida, de la guerra y de la posguerra, cogiéndole cariño y sintiéndonos afines a ella.

¿La recomiendo? Sin lugar a dudas, sobre todo si entendéis el catalán (pues os puedo asegurar que en catalán os gustará muchísimo más, ya que es la versión original). Se trata de un libro lleno de pasión, sentimientos y emociones, que me ha conmovido y convencido para leer toda la obra de Mercè Rodoreda, y que trata el paso del tiempo con una crueldad y un realismo aterrador, afligiéndonos como si fuera nuestra propia vida la que se ha escurrido por el embudo y no la de Natàlia.

10 comentarios:

Cristina Leitón 5 de agosto de 2011, 21:01  

No he leído La Plaça del diamant... PERO MIRALL TRENCAT ES MUY LSDNCDJCNSKJNCK♥

Sr. Joe 5 de agosto de 2011, 21:56  

Este año tenía que leer Mirall trencat en el instituto, pero cómo era tan largo y había un par de libros más cortos que elegir, no lo leí. Creo que se lo pediré a una amiga, que tiene buena pinta! ^^

P.D. Me has picado la curiosidad con éste libro también (creo que el año que viene será lectura obligatoria, así que fijo que lo leo y, sí, en catalán! xD

claire 5 de agosto de 2011, 22:21  

Yo me lo estoy leyendo! ^^ como me lo recomendaste, pues apa, l'he començat! ^^

Gracias por tu reseña, a ver si a mi me gusta tanto como a tí :)

Bubbles 6 de agosto de 2011, 23:26  

Me lo apunto ;)
Te pasas por mi nuevo blog? te espero un saludo

LisCheshire 8 de agosto de 2011, 12:44  

Suena estupendamente, aunque yo lo tendré que leer en castellano (que de catalan ni pajoletera idea). Gracias por el artículo, está genial.

Patry-Chan 12 de agosto de 2011, 15:47  

¡Hola Matt!
Yo también tendría que haber leído La plaça del diamant pero no pude leerlo porque la selectividad se me venía encima.
Eso sí, parece que la historia está muy bien -tuve que pedirle a una profesora que me contara de que iba xD-. Me alegro de que te haya gustado y te recomiendo Aloma (de Mercé Rodoreda). Cuando terminé el libro me quedé parada O.O

Espero que las vacaciones te estén sirviendo para descansar!!

Un abrazo ^^

Cris 16 de agosto de 2011, 17:12  

De Mercè Rodoreda sólo he leído Mirall Trencat y Aloma. Los dos me gustaron pero realmente Mirall Trencat es increíble. Lo leí para selectividad (quien dice leer dice analizar profundamente) y recuerdo que toda la clase estábamos enganchadísimos a la novela. Ya me contarás qué te parece cuando la leas.
En cuanto a La plaça del diamant, la tendré presente. ;)

Sr. Joe 24 de diciembre de 2011, 12:36  

Ya lo he leído...y no me gustó nada xD

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