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miércoles, 5 de septiembre de 2012

The (Edith Wharton) Experience

The (Classic) Experience es una sección de Lector Empedernido -como si yo fuera el único intelectual que reseña clásicos- en la cual haré pequeñas reseñas de las novelas clásicas que vaya leyendo (desgraciadamente, son pocas). Esta sección es aperiódica, es decir, tendréis una entrega siempre que a mi me salga del monóculo.


La edad de la inocencia, Edith Wharton

Newland Archer es uno de los solteros de oro de la Nueva York de finales del siglo XIX. Es todo lo que la sociedad neoyorquina aprueba, tanto en apariencia como en moral y comportamiento. Claro que ha tenido sus aventuritas... pero eso es lo más normal en un jovencito de su edad. Pero ya no; el intachable Archer se ha comprometido con la intachable May Welland, de los Welland de Nueva York, emparentados con el más que intachable clan Mingott. Toda la familia está entusiasmada con el futuro enlace, sobre todo la anciana Catherine Mingott, la abuela de May, que adora a Newland.
Pero claro, no todo podía ser alegría y felicidad, nunca lo es... así que poco antes de la fecha estimada por los Welland para que Newland y May anunciasen su compromiso, aparece en Nueva York la condesa Olenska, prima de May y, por lo tanto, antigua Mingott, recién escapada de Europa y de las zarpas de su horrible, horrible marido. ¡Qué desfachatez! ¿Cómo una esposa puede huir de su hogar por muy europea que sea? Vale que los europeos tengan unas costumbres mucho más abiertas y menos estrictas que las de la cerrada y moralista sociedad estadounidense... pero tal falta es algo que ni los neoyorquinos podrían entender incluso bajo esas consideraciones. Así que, con tal de disipar el escándalo, se propone que Archer y May anuncien su compromiso la misma noche que la condesa hace su primera aparición pública. Y, además, la familia Mingott decide que Newland ayude a Ellen Olenska para establecerse sin problemas en la sociedad neoyorquina... pero lo que no tienen en cuenta es que ningún compromiso ni obligación social puede evitar que un joven culto se sienta atraído por una mujer de gran belleza y amplios horizontes culturales...

Archer trató de consolarse pensando que no era tan necio como Larry Lefferts, ni May tan tontona como la pobre Gertrude; pero finalmente la diferencia era sólo de inteligencia y no de normas morales. En realidad, todos vivían en una especie de mundo de acertijos, donde lo verdadero nunca se decía ni se hacía ni se pensaba. Mrs. Welland, que sabía perfectamente por qué Archer la había presionado para que anunciara el compromiso con su hija en el baile de los Beaufort (y en realidad esperaba que así lo hiciera), se sintió obligada, no obstante, a simular desaprobación y a fingir que la habían presionado, igual que la novia salvaje es arrastrada entre alaridos de la tienda de sus padres en los libros sobre el hombre primitivo, que la gente de mayor cultura ya empezaba a leer en esa época.

Es increíble lo mucho que me ha sorprendido esta novela. Esperaba encontrarme un romance, tal como rezaba la sinopsis, acompañado por el ambiente social de finales del siglo XIX. Esperaba, en otras palabras, encontrarme con una novela de Jane Austen ambientada en otra época y en otro lugar que no fuera la campiña inglesa. Y me he encontrado con algo agradablemente distinto. Austen reflejaba la sociedad de su época y despreciaba los malos hábitos y la hipocresía social con una fina ironía, Edith Wharton critica y mortifica la estrecha y cerrada sociedad de la Nueva York de 1870. Todo es un juego de manipulaciones condicionadas por unos valores anticuados y retrógrados. Así que Wharton me ha sorprendido gratamente.

La narración de esta autora es, por decirlo de algún modo, desigual. Es decir, hay momentos en que se deja leer con fluidez, todas las palabras encajan y puedes notar como la magia de aquello que llaman "clásico" te hace cosquillas en los dedos... en otras ocasiones, se hace difícil de leer y el entrecejo te empieza a sangrar del esfuerzo -eso, o el verano ha conseguido reblandecerme el cerebro. De todos modos, el ritmo es el adecuado para una novela de tal extensión, aunque a veces, a mi parecer, se entretuviera en aspectos que no venían excesivamente a cuento, así que si tuviera que ponerle una pega al libro, sería ésta (pero es que, claro, bien mirado no todo podían ser momentos desgarradores entre la condesa Olenska y Archer). Por otro lado, las descripciones, a pesar de extensas, no abundan excesivamente, y solo las encontramos cuando se necesita situar claramente el entorno en que tiene lugar la escena o para introducir el capítulo.

Respecto a los personajes, puedo decir que he leído pocos libros donde se presenten unos caracteres tan complejos. Las figuras de Newland y Ellen se presentan de forma clara y vamos descubriéndolas a medida que pasan las páginas, sorprendiéndonos con sus pensamientos más profundos, ocultos y asfixiados a causa de la desaprobación con la que los recibiría la sociedad si decidieran compartirlos. Otros personajes, en cambio, sorprenden más, pero no diré cuales son para que podáis disfrutar de la novela con total plenitud.

Si buscáis algo de época, con una fuerte crítica social, personajes complejos y momentos que os arrebaten el aliento y os mantengan en vilo, no dudéis en darle una oportunidad a La edad de la inocencia aunque en algunas ocasiones pueda costaros avanzar con la novela. Sin duda, se ha convertido en uno de mis libros preferidos e intentaré leer algo más de Edith Wharton en cuanto me sea posible.

5 comentarios:

Aineric 5 de septiembre de 2012, 19:46  

Oye, pues tu reseña ha conseguido que me pique la curiosidad, sí. A ver si lo consigo en alguna biblioteca :D

Anónimo,  6 de septiembre de 2012, 0:54  

Los clasicos siempre seran bien recibidos en mi estanteria, asi que me gustaria leerlo

Lexie DiStef 6 de septiembre de 2012, 17:29  

La verdad es que no es mi estilo de libro pero tu reseña lo pone muy interesante. Quizá me lo apunte :)
Me gusta tu blog.
Un saludo.

Montse 9 de septiembre de 2012, 10:24  

Es un clásico que merece ser leído.

Anónimo,  20 de octubre de 2012, 21:10  

Deberías leer "Ethan Frome", de lo que he leído de Wharton, es mi favorito.

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