Reseña: Los días que nos separan

Título: Los días que nos separan
Título original: Los días que nos separan
Autora: Laia Soler
Año de publicación: 2013
Editorial: Plataforma Neo 
ISBN: 9788415750239
Precio: 17 €
Páginas: 416 
Edad: +13
Saga: libro autoconclusivo 
Película: no
Sitio web: no
Ilustraciones: no 
Encuadernación: tapa blanda con solapas
Punto de vista narrativo: 3ª pª en pas./ 1ª pª pres.
Sinopsis:

Abril está obsesionada con sus sueños. Desde que se cruzó con ese desconocido en la biblioteca, él se le aparece cada vez que se queda dormida. En su mundo onírico, el chico es Víctor, un burgués de la Barcelona de 1914, y ella... Ella ni siquiera es ella misma, sino Marina, una obrera que vive en el mismo edificio que Víctor.
Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños.

Nota: 3,5/5

Reseña: Abril Aymerich no tiene nada de especial. Es tan solo una chica de veinte años que estudia en la universidad y que cuida de su hermano pequeño porque sus padres están demasiado ocupados en sus trabajos. Y eso no le hace ningún bien al pobre Miguel. Pero Abril tiene un pequeño refugio: sus sueños. Desde que se topó con aquel chico en la biblioteca buscando Peter Pan, de Barrie, no ha dejado de soñar que es Marina, una joven obrera de la Barcelona de 1914 que trabaja como niñera de los hermanos del joven, rico y engreído Víctor Altarriba. Nada de ello sería especial si no fuera por la continuidad de sus sueños, que se suceden como si fueran los capítulos de una novela o de una serie de televisión..., y porque el señorito Altarriba de sus sueños comparte rostro con el misterioso desconocido de la biblioteca. Y aunque al principio se asuste, Abril comprenderá que deberá enfrentarse a sus extraños sueños si quiere volver a dormir en paz... ¿pero qué pasará cuando se vea totalmente atrapada en ellos?

Te quiero y seguirá siendo así mientras la luna continúe ahí arriba.

Recuerdo que el verano pasado, todo Twitter no hablaba de otra cosa: el premio de Neo. Mucha expectación, muchos nervios, poco tiempo para escribir una novela... Yo seguía toda aquella frenética actividad desde las sombras, pensando en quién sería el afortunado ganador. Nunca pensé que sería alguien a quien conociese. Estas cosas siempre funcionan así, sabes que gana alguien pero ni lo conoces ni te importa. Incluso llegas a pensar si no será alguien de la misma empresa. Así que ya os podéis imaginar la ilusión que me hizo cuando, en la cafetería de la facultad, leí en Twitter que Laia Soler había resultado ser la ganadora. Laia, Selene, mi amiga-bloguera había conseguido un sueño por el que todos luchamos. Esa historia de la que solo había oído retazos durante nuestras quedadas blogueras (un chico con sombrero de copa, una chica que tenía sueños que tenían continuidad, portales elegantes e inmensos) se había alzado sobre otras y resultó la escogida para ser galardonada, impresa y vendida. Y qué ganas tenía yo de leerla... pero tal vez debí haberlo hecho mucho antes, antes de que las asombrosas reseñas que salían por aquí y por allá inflaran mis expectativas.

Mentiría si dijera que Los días que nos separan no me ha gustado, porque lo ha hecho; el problema es que no ha llegado a la altura de todas las expectativas que me construyeron el resto de reseñas que se han escrito sobre el debut de Soler. Y yo me he topado con un gran inconveniente: la ambientación. Sé de buena tinta que la autora llevó una elaborada tarea de investigación para escribir la parte protagonizada por Marina, pero aun así no la he visto reflejada en la novela: en primer lugar, las descripciones son escasas, demasiado incluso para alguien que, como yo, no disfrute de ellas; y, en segundo lugar, el tratamiento de las costumbres sociales, el tuteo de Marina a Víctor. Al principio no me molestó ni me pareció fuera de lugar, ya que ¿por qué una chica pobre no podría tutear al pijito creído de turno?, pero cuando Marina conoce a Víctor, cuando se entera de que es el hijo mayor de sus jefes, no me pareció creíble (ni adecuado) que Marina continuase tuteándolo, y menos lanzándole una impertinencia tras otra (y eso que la pobre Marina necesita llevar su sueldo a casa y tiene miedo de que la vuelvan a despedir).

A pesar de estos dos fallos en la ambientación, y de una historia de amor que, a mi parecer, pasa del odio al amor demasiado rápido, el resto de aspectos de la novela de Laia Soler son más que correctos y adecuados. La narración es ágil y sencilla a la par que cuidada, atrapándonos desde el primer momento; las palabras fluyen para Soler, algo de lo que nos daremos cuenta cuando pasemos página tras página sin ni siquiera percatarnos de que ya llevamos la mitad del libro. Este hecho, además, contribuirá a crear un ritmo impecable que hará evolucionar la trama de forma espléndida, más la historia del presente que la del pasado.

Sobre los personajes, no tengo más que elogios. Aunque reconozco que alguno me ha irritado en más de un momento (como Marina), todos ellos cuentan con una personalidad definida, como la mayoría de los protagonistas: Abril, Marina, Víctor... Sin embargo, otros me han parecido algo estereotipados —mayormente, los secundarios—, como la misma Eulalia (digna antagonista de un culebrón venezolano). Ahora bien, no todos los secundarios son así: tenemos, por ejemplo, a la señora Emilia, quien me ha hecho especial gracia.

¿Y respecto el final? Para mí ha sido predecible ya desde el momento en que se da la primera pista, que es prácticamente imperceptible, pero un servidor, acostumbrado a leer de todo, sabe en qué detalles fijarse. Aun así, decir que es emotivo es quedarse corto, y si hubiera conseguido meterme más en la historia de amor del libro, me habría llegado a emocionar en mayor grado.

En definitiva, Los días que nos separan se trata una buena novela juvenil que, a pesar de tener un par de fallos, consigue atraparnos y mantenernos enganchados a la espera de saber en qué se verán envueltos Víctor y Marina, tal como le pasa a Abril con sus sueños. Sin duda, se trata de un correcto debut que conseguirá, tal como lo ha hecho conmigo, que estéis atentos a la trayectoria literaria de Laia Soler, cuyas futuras historias prometen ser tan adictivas y mucho más cuidadas y perfectas.

La autora: Laia Soler


Laia Soler (Lleida, 1991) ha estado siempre relacionada con las letras. Amante de la literatura desde pequeña, ha estudiado Periodismo y es administradora del blog literario Alas de papel. Los días que nos separan es su primera novela.
@SeleneLilac

[Agradecimientos a Plataforma Neo por el ejemplar]