The (Virginia Woolf) Experience
The (Classic) Experience es una sección de Lector Empedernido -como si yo fuera el único intelectual que reseña clásicos- en la cual haré pequeñas reseñas de las novelas clásicas que vaya leyendo (desgraciadamente, son pocas). Esta sección es aperiódica, es decir, tendréis una entrega siempre que a mi me salga del monóculo.
La señora Dalloway, de Virginia Woolf
Mientras tanto, Septimus Warren Smith pasea del brazo de su esposa Lucrezia mientras habla con Evans, su amigo muerto. Está harto de que nadie le entienda, de ser el poseedor de la verdad universal y que nadie le haga caso. Y se lo dice a su mujer, quien solo puede pensar en lo desgraciada que es, porque Septimus antes no era así, no era así.
Peter Walsh, por su parte, piensa en lo mucho que ha cambiado Londres desde que se fue a la India. La civilización, eso es la civilización. ¡Pero qué importa! Él tan solo ha venido a consultar a los abogados un caso de divorcio. Porque sí, está enamorado, de verdad que está enamorado. Y no de Clarissa, no, aquello ya pasó, aquello pertenece a Bourton. No, aunque hoy no deje de pensar en ella, no está enamorado de Clarissa Dalloway.
Es una calurosa y brillante mañana de junio, pero el sol se va alzando y se va volviendo a poner, los relojes tañen las horas, el tiempo pasa, la noche florece y la hora de la fiesta por fin llega. Y la muerte acecha, aunque no se piense en ella, la muerte acecha.
Ya no diría de nadie, absolutamente de nadie, que era esto o lo de más allá. Se sentía muy joven y, al mismo tiempo, increíblemente vieja. Lo atravesaba todo como un cuchillo y, al mismo tiempo, permanecía fuera, mirando. Tenía continuamente la impresión, mientras contemplaba los taxis, de estar fuera, lejos, muy lejos en el mar, y sola; siempre le había parecido muy peligroso, terriblemente peligroso, vivir, aunque fuera sólo un día. Y no es que se creyera inteligente ni nada fuera de lo común. Nunca lograría explicarse cómo había logrado navegar por la vida con las briznas de conocimiento impartidas por Fräulein Daniels. No sabía nada; ni idiomas ni historia; ya casi nunca leía libros, excepto memorias en la cama, antes de dormirse; y sin embargo le resultaba absolutamente fascinante; todo aquello; los taxis que pasaban; y no diría de Peter, ni tampoco de sí misma, soy esto, soy aquello.
De este modo, ¿cómo podría definir la narración de Woolf? Es poética, mágica, volátil, si bien puede parecer vaga por sus muchas digresiones, en realidad es precisa y exacta por ello. La señora Dalloway se caracteriza por un estilo cercano al stream of
Los personajes de La señora Dalloway también son dignos de admiración como el resto de puntos de toda la novela. Cada uno de ellos cuenta con una personalidad profunda y definida que se nos irá revelando página a página, recuerdo a recuerdo, resultando ser cada personaje algo más, mucho más, de lo que aparentaba en un inicio, empezando por la mismísima Clarissa. Es interesante ver, además, cómo gracias a los cambios de perspectiva que realiza Woolf podemos apreciar lo que piensan los unos de los otros y las motivaciones que les llevan a realizar ciertas acciones que el otro personaje no acaba de entender o bien malinterpreta, sirviendo esto, además, como técnica para saltar de la perspectiva de un personaje a otro sin que resulte forzado ni inadecuado.
259 págs. * 9,50€ * Alianza Editorial
3 comentarios:
Yo me inicie con un libro de ella llamado Flush. Va sobre una poetisa y un perro. Es de las cosas MAS bonitas que he podido leer.
Eres un embaucador. Estoy completamente segura de que has hecho un pacto con el diablo en el que tú haces publicidad de libros clásicos a cambio de pasar una noche con Jane Austen.
Lo que más me gusta de ti es tu capacidad para ponerte así profundo, pero luego ser un lelo cuando te da la gana xDDD
"Culto en blogger, alelado cuando twitteo. Cómo me gusta la literatura rusa. Me voy que están echando algo en Disney Channel."-Matt.
Con Woolf me pasa algo muy particular, pues es de esos pocos autores que intento leer en un futuro próximo pero nunca termino de sentirme seguro de hacerlo. Creo que temo fallar o algo así.
Sin embargo, creo que para fallar ya hay muchísimas novelas en este mundo. Me lanzaré, no pierdo nada.
¡Buena reseña!
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