«Jane Austen takes Manhattan»: Metropolitan (1990)
"Fourierism was tried in the late nineteenth century... and it failed. Wasn't Brookfarm Fourierist? It failed."
"That's debatable."
"Whether Brookfarm failed?"
"That it ceased to exist, I'll grant you, but whether or not it failed cannot be definitively said."
"Well, for me, ceasing to exist is - is failure. I mean, that's pretty definitive."
"Well, everyone ceases to exist. Doesn't mean everyone's a failure."
Este es uno de los diálogos que nos encontramos en los diez primeros minutos del film dirigido y escrito por Whit Stillman. En él, veremos las andanzas de Tom Townsend, un outsider que se topará una noche con un grupo de jóvenes del Upper East Side durante la temporada de bailes de los debutantes y que lo invitarán a todas sus fiestas.
A decir verdad, seguramente jamás hubiera conocido Metropolitan de no haber sido por mi Jane Austen Pocket Bible (sí, amigos, a estos extremos hemos llegado), en la cual aparece una sección de retellings modernos de las obras de Austen; algunos ya los conocía, como El diario de Bridget Jones (2001), que sigue el argumento de Orgullo y prejuicio, o Fuera de onda (Clueless) (1995), que imita Emma, pero uno llamó mi atención: Metropolitan (1990), el cual se definía como "una libre adaptación de Mansfield Park". A estas alturas, no es ningún secreto que Mansfield Park es posiblemente mi novela preferida de Austen, aunque Persuasión le pisa mucho los talones; el caso es que ya os podéis imaginar lo poco que tardé, a penas me fue posible, en encontrar dicha película y poder verla.
"Libre", sin duda, es la palabra adecuada para dicha adaptación, aunque, como todo retelling se toma sus libertades. Las únicas semejanzas que me he encontrado entre Mansfield Park y Metropolitan han sido, básicamente, los roles de los personajes: en Manhattan, Fanny Price es rica y se llama Audrey Rouget, Edmund Bertram no es su primo sino un chico prácticamente desheredado llamado Tom Townsend enamorado de una Mary Crawford rebautizada como Serena Slocum, y el seductor Henry Crawford es un joven aristócrata —con título nobiliario incluido— llamado Rick von Sloneker sobre el cual corren los rumores más sórdidos y truculentos. A parte de eso, las similitudes con la trama original de Austen son escasas, pero el mismo aire regio y elegante característico de sus novelas es el que impregnará constantemente casi cada una de las escenas (así como el tema de la moralidad y las relaciones sociales).
Efectivamente, lo que más me ha cautivado de la obra de Stillman es que haya conseguido mantener esa atmósfera burguesa sin que resultase antinatural; es decir, normalmente las películas y los libros que pretenden retratar la vida de los jóvenes burgueses de finales del siglo XX y principios del XXI caen en tópicos como las drogas para ilustrar su desencanto con la vida, pero Mr Stillman las sustituye por conversaciones pedantes de carácter irónico (acompañadas con varias copas de los licores más caros y con unos cigarrillos, eso sí) que parecen recién salidas de cualquier novela de Jane: nos encontraremos con el listillo de turno, la chica que sigue ciegamente las más absurdas convenciones sociales, el dandy cínico y frívolo y la joven que piensa por sí misma y lee a Tolstoi. Y os aseguro que en el mundo universitario existen personas que son verdaderamente así. Oh, pero también nos toparemos con alguna partida de strip poker, todo sea dicho.
"What Jane Austen novels have you read?"
"None. I don't read novels. I prefer good literary criticism. That way you get both the novelists' ideas as well as the critics' thinking. With fiction I can never forget that none of it really happened, that it's all just made up by the author."
Ahora bien, si alguna pega tuviera que poner sería la actuación de los protagonistas, la cual me ha resultado algo artificial y forzada en cuanto a las conversaciones, ya fuera por esa prepotencia natural de la urban haute bourgeoisie (en cuyo caso, entonces, debería deshacerme en alabanzas), o bien porque la única forma de representar esos extensos diálogos era la más exhaustiva memorización —aunque hay que tener en cuenta que en los créditos, al lado de sus nombres, aparece el "introducing" característico de los actores noveles—. Ahora bien, por lo que respecta a las miradas frías y despectivas de "I'm judging you" propias de este tipo de jóvenes, no puedo más que expresar mi más sincera admiración.
¿Con qué me quedo de Metropolitan, entonces? Con las conversaciones inteligentes llenas de ironía y sarcasmo, con ese desencanto de unos jóvenes conscientes de que su estilo de vida no es más que un eco del pasado y con el personaje de Audrey Rouget, tan encantador como la Fanny Price original (y una lectora ávida de Jane Austen espléndida).
"Okay, Cynthia, let's cha cha cha!"
"Don't be ridiculous!"
"The cha cha is no more ridiculous than life itself!"
PD: sí, verdaderamente me planteo cambiar de nombre el blog y llamarlo Janeite Empedernido.
2 comentarios:
Tomo nota, aunque primero me gustaría leer Mansfield Park, así podré compararlos decentemente. :)
Tengo que leer Mansfield Park primero xD
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