The (Classic) Experience es una sección de Lector Empedernido -como si yo fuera el único intelectual que reseña clásicos- en la cual haré pequeñas reseñas de las novelas clásicas que vaya leyendo (desgraciadamente, son pocas). Esta sección es aperiódica, es decir, tendréis una entrega siempre que a mi me salga del monóculo.
El jugador, de Fiódor Dostoyevski

Dicen que quien es
afortunado en el juego es
desgraciado en amores... pero
Aleksei Ivanovich no es ni una cosa ni la otra. Después de dos semanas, el joven tutor vuelve a
Roulettenburg, una
ciudad balneario donde le esperan los suyos y donde hay
grandes casinos para dejarse el dinero sin percatarse de ello. El
general está ahí, así como su hijastra
Polina Aleksandrovna, y los demás de su peculiar grupo:
Mademoiselle Blanche de Cominges, con su madre; el francesito, el
marqués Des Grieux; Marya Filippovna, la hermana del general; Misha y Nadya, hijos del general y alumnos de Aleksei; y
míster Astley, el misterioso inglés que se les acopló. ¿Y
qué pinta Ivanovich con ese grupo de personas que apenas tienen nada en común entre ellos? Cada día de su vida se lo pregunta, pero sabe la respuesta perfectamente:
está perdido. Si algo mantiene a Aleksei con los pies en la tierra es el
juego y su
amor por Polina. Solo Dios sabe que si en aquel momento Polina le hubiera mandado que se tirara del Schlangenberg, ¡lo habría hecho!
Además, es
consciente de que hay algo que mantiene unido a la pequeña comunidad en la cual sobrevive, sabe que hay una
red oculta de intereses personales que los ata entre ellos y por la cual permanecen juntos... ¿en qué consiste? De eso no tiene ni la más remota idea, aunque cree que todos esos intereses confluyen en la
fortuna de la
baboulinka, apunto de morir y cuyo heredero es el general.
Así tenía que ser y así sería. Por ridícula que parezca mi gran confianza en los beneficios de la ruleta, más ridícula aún es la opinión corriente de que es más absurdo y estúpido esperar nada del juego. ¿Y por qué el juego habrá de ser peor que cualquier otro medio de procurarse dinero, por ejemplo, el comercio? Una cosa es cierta: que de cada ciento gana uno. Pero eso, ¿a mí qué me importa?
Imaginaos qué sorpresa me llevé cuando leí
Madame Bovary, de Flaubert, y descubrí que me había gustado.
¿Una obra perteneciente al realismo francés me había gustado? ¿Era eso siquiera
posible? Vale, reconozco que cuando me acostumbré a la pluma de Flaubert empecé a intuir cuales eran las descripciones que debía limitarme a leer en diagonal si no quería tirar el libro por la ventana, pero, aún así, fue algo que me dejó bastante
anonadado. Entonces, una vez hube superado la
prueba de fuego del
realismo francés me adentré en el aún más temido
realismo ruso. La obra escogida,
El jugador, del autor cuyo nombre era

sinónimo de
imposible-de-leer en mi cabeza,
Fiódor Dostoyevski. Si ya me sorprendió el hecho de que me gustara
Madame Bovary, imaginaos cómo me quedé cuando me vi atrapado entre las páginas de esta curiosa novela de Dostoyevski.
¡Dostoyevski! ¿De verdad había leído algo de
Dostoyevski y me había
gustado? Así fue. Y reconozco que ya no le tengo miedo a
Crimen y castigo, es más, tengo muchas ganas de leerlo, igual que
Anna Karenina, de
Lev Tolstói... aunque, bueno, no creo que aún sea mi momento.
El jugador, al parecer, es una obra
casi autobiográfica, ya que el mismo Dostoyevski (según el prólogo de mi edición) se vio "atrapado" en una ciudad balneario, medio arruinado a causa del juego y completamente enamorado de una mujer que respondía con frialdad a su pasión. Estas dos realidades se muestran perfectamente en la novela, lo que ha hecho que me gustase tanto: la
pasión por el juego se refleja de forma magistral, tanto que no recomendaría este libro a un ludópata, así como la
irracionalidad del amor, ese que te arrastra y te hace perder la cabeza.

La
narración de Dostoyevski me ha resultado
fresca y ágil, sin demasiada complejidad, lo que hace que la lectura sea igual de ligera, claro que seguramente dicha sencillez se deba a que se trata de una
narración en primera persona, por lo que no creo que sus otras obras sean igual de fáciles de leer. Las
descripciones tampoco cuentan con una gran dificultad ni son muy extensas, hecho que me extrañó tratándose de un autor que se suele clasificar dentro de la escuela realista.
Respecto los
personajes, no puedo decir otra cosa que
alabanzas, empezando por
Aleksei Ivanovich: su carácter
ácido, agrio, irónico y grosero me ha encantado, aunque estoy seguro de que sería uno de esos individuos que en persona me caerían fatal. El resto de personajes, al igual que Aleksei, tienen una
marcada personalidad y una complejidad que, ni al acabar el libro, entenderemos totalmente, ya que son unos caracteres... en fin, bastante
peculiares.

Dicho todo esto, como podréis suponer, no me queda otra que recomendar
El jugador, ya que se trata de una
novela amena,
divertida en diversas ocasiones y
curiosa cuanto menos. Además, creo que sería bastante
aconsejable para aquellos que, al igual que yo,
querían probar algo de Dostoyevski y les daba miedo empezar por su obra más famosa,
Crimen y castigo. Ahora, tras esta lectura, me siento con fuerzas para adentrarme más en el
realismo ruso, como ya había dicho anteriormente, y, en cuanto pueda, no dudaré en leer otra obra de
Dostoyevski y probar a
Tolstói.
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